lunes, 31 de mayo de 2010

TESTIMONIOS DE LA VERGÜENZA



Si alguien se pregunta alguna vez sobre el origen de la corrupción política en la Argentina, aquí tiene parte de la respuesta: Universidades Nacionales, primer nivel de adiestramiento. Para tener una idea del alcance que esto puede tener, imagine por un momento que alguno de los personajes involucrado en el relato que sigue se inicia en la carrera política, tiene éxito y luego gobierna. Y no se trata de una excepción. Es casi una norma que los políticos argentinos egresados de la Universidad, trasladen exitosamente los "hábitos académicos" al ejercicio de la función pública.

Algunas de las cosas que no se espera encontrar en el lugar donde el conocimiento y la ética se promulgan como los rasgos más distintivos:

Concursos preparados para quienes no simpatizan con el poder establecido, o para los docentes amigos, o solamente amigos. En el Departamento de Música de la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades, U.N.C. hay algunos “docentes” que ni siquiera saben leer música.

Docentes que una vez ingresados a la Universidad nunca más fueron llamados a concurso; en algunos casos por más de treinta años.

Los Profesores Titulares Plenarios constituyen la más alta jerarquía de profesores regulares dentro de la Universidad, para lo cual se requiere tener “meritos académicos extraordinarios” y haber “desarrollado tareas de investigación relevantes”; sin embargo, en el Departamento de Música algunos docentes obtuvieron esa jerarquía a pesar de la evidente incapacidad intelectual que los caracteriza (Myriam Kitroser). Nada de méritos extraordinarios, nada de producción científica; algo objetivamente comprobable. Pero, a pesar de esta vergüenza, ahora (2010), M. K., sin título oficial habilitante en música, es titular del comité evaluador de la Carrera Docente por el Departamento de Música; es decir, es responsable de evaluar la actividad intelectual de los docentes, su producción artistica y sus investigaciones. En una época el lema era "la imaginación al poder", hoy la Universidad Nacional de Córdoba ha impuesto un nuevo lema "los inútiles al poder". El mismo año M. K. fue nombrada vice directora de la Escuela de Artes de la U.N.C. y luego, en 2012, vicedecana de la Facultad de Artes. Ahora (2015) es Decana de la Facultad de Artes. Aunque soy ateo, el asombro me obliga a exclamar ¡por Dios, qué disparate! Aunque tal vez esta sea una recompensa por su "idoneidad profesional", y sobre todo, por su probada "honestidad académica".

Sí, es una recompensa, pero no está relacionada con la idoneidad o la honestidad. En la Universidad, y desde donde estoy mirando, la “democracia” es entendida como un pacto previo de conveniencias. La democracia académica no es la expresión de un pensamiento libre que lucha por mejorar la educación, la democracia es un acuerdo previo basado en el intercambio de beneficios personales. He participado alguna vez en la elección de los miembros del consejo de escuela donde pude ver cómo la Jefa del Departamento (Carmen Aguilar) ofrecía los cargos sin el acuerdo de la mayoría.

Es muy frecuente el ascenso vertiginoso de algunos iniciados en la docencia mientras que otros, de larga trayectoria, deben padecer la demora que impone la indiferencia (efectos de la amigocracia).

A los amigos se les ofrece mejorar sus cargos sin que tengan la necesidad de solicitarlo; otros, en cambio, deben padecer el “eterno retorno” de la misma indiferencia cada vez que solicitan lo mismo; y la excusa es casi siempre la misma: “no hay puntos disponibles”, aunque nunca faltan para repartir entre los amigos. La otra excusa suele ser: “las autoridades de la Facultad de Filosofía y Humanidades son las que fijan la prioridad para la cobertura de cargos”, cuando se sabe con absoluta certeza que la jefatura del Departamento es el “catalizador” más importante al momento de establecer las prioridades; es decir, acompaña con su buena voluntad la solicitud que le interesa o descalifica aquella que no le interesa, y por supuesto, decisión no siempre regulada por las necesidades reales del Departamento (clientelismo).

En un concurso público para acceder al cargo de JTP, un miembro del jurado (Graciela Castillo) le advirtió a un concursante (R. Rue) sobre la decisión de votar en su contra, porque él no era de su agrado para el cargo. Incluso, días previos al concurso, esta "honorable" docente se comunicó con otros integrantes del jurado solicitando que hicieran lo mismo. La docente, titular de la cátedra de Composición y que se jubiló posiblemente mucho después de lo que establece la ley, pertenecía al grupo de los que tienen “tomado” el Departamento de Música desde hace varios años. En aquella oportunidad la docente justificó su proceder diciendo que su decisión “no obedecía a motivos personales; la razón era que los alumnos llegaban a su cátedra con serios errores de aprendizaje”, y responsabilizó al titular de la cátedra para la cual se llamó a concurso. Esta argumentación, que involucra injustamente al concursante y se convierte en un problema personal, fue denunciada a la Secretaría Académica de la FFyH el 13 de octubre de 1998 a través de una nota entregada a la Jefa del Departamento de Música, Carmen Aguilar, amiga de la docente titular. Ahora, considerando lo flexible que suelen ser los límites entre la amistad y el deber, la pregunta se hace inevitable: la nota ¿habrá llegado a destino? Creo que no.

Solamente los miembros del jurado tienen la atribución de proponer un candidato sin título; nunca puede ser un requisito previo, sin embargo, el Departamento de Música hace público el llamado a concurso poniendo como requisito tener título universitario, en contradicción con el artículo 63 de los Estatutos Universitarios; hecho muy grave si se considera que gran parte de los docentes de ese Departamento no lo tienen, porque son egresados del Conservatorio o artista de larga trayectoria. La finalidad de este requisito arbitrario es desalentar a los docentes que no tienen título y no son amigos. Con la misma finalidad en las convocatorias se suelen agregar textos igualmente arbitrarios que limitan aún más las posibilidades de presentación. Por ejemplo, en una convocatoria a concurso para la cátedra de Análisis Musical se especificaba “debe ser pianista”, cuando todos los músicos sabemos que este es un requisito innecesario; a menos que el objetivo fuera acomodar a un pianista amigo.
En otra oportunidad, y siempre pensando en los amigos, se llamó a concurso para el Laboratorio de Música Electroacústica y una de las condiciones era: "capacidad en el manejo de la computación aplicada a la didáctica infantil", cuando se sabe que éste no es el perfil educativo de la Universidad. Estas convocatorias, como otras similares, aparecieron en los medios gráficos, en Internet, etc.


Hace unos años se concursa el cargo a titular de Contrapunto, y fue adjudicado a un determinado docente. A pesar de esto, el Dr. Rubio convocó de inmediato a una reunión para solicitar que por votación se anule el concurso y así dejar la cátedra a cargo de su protegido Claudio Bazán. En el transparente donde aparecía la información institucional de la Escuela de Artes decía que la votación se había realizado "con la abstención del Dr. Rubio" ¡Qué ética de mierda la de este docente, por favor! Él mismo fue quien promovió anular el concurso, pero con la precaución de no verse involucrado. 

En alguna oportunidad el FOMEC (Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria) ofreció una beca de mucho dinero destinada a la investigación. Pero la convocatoria que hizo el Departamento de Música venía con formato previo; es decir, se exigió presentar un único tema relacionado con la musicología histórica, sin opciones de otro tipo. La razón era obvia: la beca estaba adjudicada de antemano. Pero, ¿dónde quedó la igualdad de oportunidades para las diferentes vías de investigación científica? La Ley Nacional de Educación Superior dice en el Art. 28c "crear y difundir el conocimiento […] en todas sus formas".

En el Departamento de Música el pensamiento dominante en materia de investigación musical se relaciona con la musicología histórica, por lo que no son bienvenidos los proyectos de investigación que no contemplen ese aspecto. Antes de 1993, quien escribe, estuvo trabajando en varios proyectos aprobados por el Conicor y otras entidades oficiales; sin embargo, luego de entrar a la Universidad y tras haber escrito cuatro libros y una veintena de artículos en línea opuesta al pensamiento dominante, en 15 años jamás se le aprobó un proyecto de investigación. Por supuesto, los proyectos no fueron evaluados por los que tienen la idoneidad profesional, sino por los que tienen el poder de mando en los asuntos "artísticos" dentro de la Universidad. A propósito de esto conviene recordar lo que dice el Art 33 de la Ley Nacional de Educación Superior: "Las instituciones universitarias deben promover la excelencia y asegurar la libertad académica, la igualdad de oportunidades y posibilidades […] así como la convivencia pluralista de corrientes, teorías y líneas de investigación".

Cuando se elaboró el nuevo plan de estudios para la carrera de composición, en los contenidos mínimos del seminario “Introducción a la Investigación en Artes” no se menciona la ciencia ni la investigación científica, ignorando las actuales políticas universitarias. Paradójicamente, en este nuevo plan de estudios se citan tres artículos tomados de los Estatutos Universitarios que dicen:

“La misión de la Universidad es la promoción de la investigación científica”. Titulo 1, Art. 2-b.
“La enseñanza tenderá a promover la vocación científica” Titulo VI, Art, 81.
“Una de las misiones básicas de la Universidad es promover la ciencia y la técnica (y que) para ello, una de sus tareas fundamentales es la realización de investigaciones científicas” Título VII, art. 94.

Sin embargo, el seminario de investigación evita el concepto de ciencia aplicado al arte, porque el pensamiento dominante, esencialmente subjetivista y reaccionario, no lo permite. Este es un gesto absolutamente autoritario, similar al de aquel necio profesor que se negaba a enseñar materialismo dialéctico en sus clases de filosofía porque este pensamiento no era parte de sus creencias personales. Se hicieron observaciones sobre este grave error, pero el poder de los intereses creados tuvo la última palabra. Así es como la educación termina mutilada por prejuicios ideológicos. En la época del proceso militar de los años 70 se pretendió construir una cultura con la exclusión de algunas ciencias; hoy, en el ámbito académico todavía perduran los ecos de esa perversa iniciativa.

En el año 2009 el Gobierno de Córdoba envió una nota al Departamento de Música solicitando referencia docente para conformar el jurado que evaluaría los antecedentes de los que quisieran acogerse a la jubilación de acuerdo a la ley de reconocimiento artístico promulgada por el gobierno provincial. La Jefa del Departamento, Silvina Argüello, me ofreció la posibilidad. Dije que sí, pero al poco tiempo me deja un mensaje telefónico en el contestador diciéndome que la oferta se retiraba, porque era muy urgente disponer de mi curriculum (?), y la oportunidad pasó a uno de los "protegidos" por el Departamento (Claudio Bazán). Era un trabajo ad honorem pero... ¡ni así te dejan mover!

Docentes con responsabilidad administrativa (Marisa Restiffo y alguna autoridad departamental) deliberadamente ocultaron información sobre actividades culturales y científicas de interés público, violando los Art. 28 y 33 de la Ley Nacional de Educación Superior. Esto fue en ocasión de realizarse las VII Jornadas Argentinas de Música Contemporánea e Investigación 2011 organizadas por el Prof. R. Rue junto a colaboradores asociados y declaradas de interés cultural por la Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación y auspiciadas por la Universidad Nacional de Córdoba, la Escuela de Artes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la misma Universidad y otras importantes entidades como el CONICET, Secyt UNC, Ministerio de Ciencia y Tecnología del Gobierno de Córdoba, Radio Nacional Córdoba, etc.
No faltó la amenaza solapada de M. Restiffo al señalar que R. Rue no podía ser parte de la organización de las Jornadas por estar con licencia por enfermedad. Ignorancia, torpeza, autoritarismo, etc. Algunos "pinches administrativos" de la UNC están siempre escarbando entre las líneas del reglamento, para encontrar cómo justificar la persecución de los que no se someten.


Denunciar la corrupción en algún sector de la UNC tiene consecuencias adversas en el resto de las dependencias académicas, según las “ramificaciones” que el sector denunciado tenga. En 2011 organizamos las VII Jornadas de Música Contemporánea e Investigación en las instalaciones del Cepia que estaba a cargo de la Lic. Carina Cagnolo del departamento de teatro de la Facultad de Artes. El día de inaugurar las Jornadas no nos abrieron la puerta del auditorio, el técnico de sonido desapareció sin brindarnos la asistencia mínima que ellos deben dar en estos casos y en el día de las ponencias “se cortó la luz”. Las Jornadas fueron exitosas de todos modos, pero el sabor amargo perdura. Este año (2012) solicitamos nuevamente el auditorio. La segunda persona en responsabilidad del Cepia nos confirmó la disponibilidad del auditorio pero a los pocos días, por orden de la directora y sin razón alguna, nos negaron esa posibilidad.

Con suficiente anticipación solicite en el rectorado el aval académico a la UNC para las VIII Jornadas 2012. La solicitud fue enviada a la Facultad de Artes y aprobada por el Consejo, pero un “pinche” administrativo del Departamento de Música la dejó caer en un cajón, apostando a la demora o el olvido ¡Pinche Hijo de Puta! Lamentablemente la resolución no volvió a tiempo al rectorado y el aval tampoco estuvo al momento de inaugurarse las Jornadas ¡Y pensar que algunos se ofenden cuando digo que en la Facultad de Artes, sobre todo en el Departamento de Música, hay corrupción, y mucha!

Paradoja en el país de las maravillas. Por muchos años el Departamento de Música de la Facultad de Artes protegió celosamente a un pedófilo, y ahora hace lo mismo con los docentes que son acosadores sexuales de las estudiantes. Una vergüenza. Lo curioso es que al mismo tiempo están espíando tu libertad para ver de qué pueden acusarte.



Como los animales de carroña están hambrientos y son insaciables, seguramente habrá más comentarios en este lugar.