Algunos artistas creen estar poseídos por la inspiración divina y trabajan desde un solipsismo peligrosamente consecuente. Otros, resignados a la educación artística, se han contagiado con esa “impunidad” que otorga el “don divino” y viven negociando con el oscuro poder que está detrás del valor social del arte. A nosotros, seres sin protección celestial, todavía nos falta entender que en el mundo de los antropófagos, la nutrición también es un arte. R. R.
Roberto Rue: docente auxiliar por concurso y dedicación semiexclusiva en el Departamento de Música de la Escuela de Artes dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Durante 15 años pude comprobar las arbitrariedades de un poder que, convencido de la legitimidad de la democracia basada en la manipulación de las oportunidades académicas, buscó perpetuarse indefinidamente, ofreciendo ventajas a los arribistas que siempre están dispuestos a pagar por una “buena ubicación” en la Universidad, apoyando incondicionalmente las decisiones que toma esa línea de poder monárquicamente constituida. Las cosas que aquí se denuncian no fueron extrañas al período en el que Carolina Scotto era Denaca de esta Facultad, aunque al asumir sus funciones como Rectora de la Universidad Nacional de Córdoba dijo que era necesario “terminar con la insoportable cultura del autoritarismo y la prepotencia”, es por eso que estoy muy ansioso por ver cumplida esa promesa. Espero también que la Defensoría de la Comunidad Universitaria tenga, finalmente, un defensor.
En el mes de mayo de 2007 solicité, por segunda vez después de casi diez años, mi promoción al cargo de adjunto. Pero, por efecto de la inercia discriminadora que vengo padeciendo desde hace casi 15 años, la nota fue demorada por la autoridad responsable de dar curso al trámite, porque prefirió favorecer otras demandas del mismo tipo. A partir de allí inicié una serie de reclamos ante las autoridades del Decanato de la Facultad de Filosofía, exponiendo una serie de hechos que evidencian intenciones de marginación y exclusión, pero el silencio volvió a ganar.
La primera de estas notas fue dirigida al Consejo Directivo, pero ésta se “perdió” en el trayecto que va de la mesa de entradas al despacho del Consejo Directivo. Se presentaros otras notas y se abrieron dos expedientes (120841469; 129841842). A este último, y tal vez para disimular la gravedad de la denuncia, se lo caratuló “Reitera pedido de mejora de dedicación” cuando en realidad debería haber sido caratulado como “DISCRIMINACION ACADEMICA”. De este mismo expediente, manos anónimas sustrajeron las pruebas que demostraban que la Jefa del Departamento de Música no me permitía integrar los tribunales de las mesas de examen, a pesar habérselo pedido varias veces por tratarse de un derecho y una obligación que me corresponde como docente.
A continuación transcribo algunas de estas notas para tener una idea del grado de incoherencia que es posible hallar en el ámbito académico. Agrego después dos notas de la jefa del Departamento de Música que justifica lo actuado, con la deshonestidad propia de quienes pretenden imponer la autoridad por encima de la razón, haciendo una interpretación forzada de la realidad y de los Estatutos Universitarios
Nota dirigida por mí a la Decana de la Facultad de Filosofía, Mgter. Liliana Aguiar de Zapiola y al Consejo de la Escuela de Artes el 6 de junio de 2008:De mi mayor consideración:
Como estoy convencido de que la fuerza precede al derecho, entiendo que no tengo la libertad, sino la obligación de dirigirme a Ustedes para exponerles una situación personal que deben conocer. Desde hace 15 años soy Profesor Asistente en la Escuela de Artes de esta Facultad, y desde entonces percibo hechos que me colocan en un incomprensible estado de marginación y exclusión, tanto en acción como en pensamiento, a pesar de la convivencia democrática proclamada en nuestra Universidad. No es un producto de la imaginación, hay hechos concretos, y aunque sólo tengo unas pocas pruebas, he considerado que son suficientes para justificar la presente nota.
El 21 de abril solicité al Consejo Directivo su mediación para aclarar un problema relacionado con mi promoción al cargo de Adjunto, pero en un mes y medio no he tenido ninguna respuesta; tal vez esta demora forme parte de los hechos a los que hago referencia. El problema planteado al Consejo Directivo fue el siguiente: la Jefa del Departamento de Música, la Prof. M. Kitroser, presentó mi pedido de promoción mucho después de haber solicitado a la Dirección de la Escuela de Artes las mejoras a los cargos existentes o la creación de otros nuevos, aún cuando mi pedido había sido entregado al Departamento antes de que se supiera de la existencia de los puntos ofrecidos por el Decanato. Es decir, a pesar de mi holgada anticipación, fui injustamente excluido de esa oportunidad.
Frente a esta situación el Director de la Escuela de Artes tuvo la gentileza de sugerirme la posibilidad de concursar para otros cargos; sin embargo, el Departamento de Música ponía como requisito que los aspirantes debían acreditar título universitario, violando el artículo 63 de los Estatutos Universitarios, con lo que se limitaba mi derecho, y el de otros profesionales, a participar en los concursos.
Quizás esta fue la razón por la que también se intentó restringir mi actuación como docente. Mientras todos los Profesores Asistentes participaban en las mesas de exámenes, yo no estaba habilitado para hacerlo, ni siquiera con los alumnos cuyos trabajos corregía durante todo el año, por lo que debí solicitar, varias veces, que se reconociera mi derecho a estar presente en las mesas de exámenes.
Esta actitud de exclusión, a veces motivada por parcialidad ideológica, tiene consecuencias que trascienden los límites de lo personal y afectan directamente el nivel de la educación universitaria. Con motivo de una reunión que se hizo para tratar el nuevo plan de estudios, a la que asistí por casualidad - porque nunca soy notificado de las reuniones, como se hace con los demás profesores - se habló sobre el seminario de investigación. En la siguiente reunión, realizada entre el 22 y 25 de noviembre de 2005, no estuve presente porque viajé a la ciudad de Rosario para asistir al XIII Congreso de Filosofía, no obstante, envié a través del Prof. Eleazar Garzón una nota haciendo importantes observaciones y sugiriendo nuevos contenidos para el seminario, porque el anterior no respetaba los Estatutos Universitarios en lo referente a la investigación científica. En esa reunión, la Jefa del Departamento de Música, quien no simpatiza con el concepto de ciencia aplicado a la música, expresó su intención de reunirse conmigo para tratar el tema, pero nunca lo hizo, y el plan de estudio fue ingresado, finalmente, sin las modificaciones sugeridas por mi y que los demás docentes habían reconocido como necesarias. Esta actitud me hace pensar si en realidad se respetó la opinión de la mayoría en los restantes contenidos de ese plan de estudios.
Situaciones como éstas se vienen repitiendo desde hace muchos años y son fáciles de detectar desde la convivencia. Por razones de principios, y en lo que personalmente me afecta, no puedo seguir siendo indiferente. Creo que como docente estoy obligado a buscar, por todos los medios, la manera de ejercer plenamente mis derechos, y esto incluye oponerme a la desigualdad promovida por intereses que son totalmente ajenos al espíritu de la Universidad. Confío en que Ustedes, igualmente respetuosos de este espíritu, harán que mi reclamo logre la atención que merece.
Adjunto a esta nota las pruebas que confirman lo expresado por mí, y una copia de la misma se envía a Liliana Aguiar de Zapiola, Decana de la Facultad de Filosofía.
Les agradezco la gentil atención y sin más les saluda atentamente: Roberto Rue
Segunda nota dirigida al Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía el 4 de agosto de 2008 donde expongo los “FALSOS MALENTENDIDOS” que utilizó la Decana de la Facultad de Filosofía, Liliana Aguiar de Zapiola, tratando de ENCUBRIR LA CORRUPCION en el Departamento de Música:De mi mayor consideración.
No habiendo encontrado todavía una explicación razonable por parte de las autoridades de la Facultad a la que pertenezco, y considerando que tengo el derecho a solicitarla, me dirijo a los nuevos miembros del Consejo Directivo esperando hallar un criterio más objetivo con respecto a la situación que les expongo a continuación.
Junto a una nota presentada el 6 de junio del presente año ofrecí a la Sra. Decana de la Facultad de Filosofía, Liliana Aguiar de Zapiola, pruebas sobre ciertas situaciones de marginación y exclusión ocurridas en el Departamento de Música de la Escuela de Artes dependiente de esa Facultad. La Jefa del mencionado Departamento, la prof. Myriam Kitroser, fue informada sobre este reclamo y respondió por escrito el 30 de junio, incluyendo otra nota con fecha 20 de noviembre de 2007. Estas notas se adjuntan a la presente y están incorporadas al expediente 120841469.
Posteriormente, el día 24 de julio, la Sra. Decana solicitó mi presencia en su despacho para aclarar algunos “
malentendidos” vertidos en mi nota. El primero de ellos se relaciona con mi pedido de promoción al cargo de adjunto y la postergación que tuvo su tratamiento. La Sra. Decana, luego de advertir que el acceso al cargo no es automático y podría perjudicarme, dijo que desde hace años no hay puntos disponibles en esa Facultad para crear nuevos cargos. Es el mismo argumento utilizado por la prof. Kitroser, sin embargo, esta no parece ser la verdadera situación porque a través del Departamento de Música, y con los puntos obtenidos por el cambio de cargos docentes, se llamó a concurso para otras cátedras y no se tuvo en cuenta mi pedido.
El segundo “
malentendido” al que se refiere la Sra Decana es mi malestar por publicarse los llamados a concurso exigiendo como requisito tener título universitario, violando el artículo 63 de los Estatutos Universitarios y que deja a muchos profesionales de reconocida trayectoria artística fuera de esa posibilidad. La Sra. Decana se encargó de aclarar que el título universitario es necesario solamente en los llamados a “concurso de títulos y antecedentes”, no así para los “concursos”. En realidad, no veo la diferencia entre un concurso y el otro. En mi caso, por ejemplo, pude ingresar a la Universidad sin tener título universitario y en un “concurso de títulos y antecedentes” (adjunto copia del expediente). La prof. Kitroser, en cambio, argumenta que la excepción al título universitario es solamente para los profesores regulares, pero aún en estos casos la publicación de los llamados a concurso que hacía el Departamento de Música exigían el título universitario.
El siguiente “
malentendido” es mi reclamo por haber sido excluido de las mesas de examen. La Sra Decana dijo que la participación de los profesores asistentes en los exámenes es irregular, aún en mi caso, siendo docente por concurso y dedicación semiexclusiva. De cualquier manera, esto no justifica el hecho de haber sido excluido de los exámenes mientras los demás auxiliares participaban sin inconvenientes. Por su parte, la profesora Kitroser argumentó que no es obligación la toma de exámenes por parte de los profesores asistentes, no obstante, y haciendo una excepción, me incluyó en los tribunales, y como prueba puso los calendarios de exámenes posteriores a mi reclamo, sin embargo, no puso ningún calendario con fechas anteriores, en donde aparece la mayoría de los profesores asistentes del Departamento de Música y yo no estoy incluido.
El cuarto “
malentendido” se refiere a mi reclamo por la decisión personal y deliberada de la Jefa del Departamento de Música de haber ignorado mi opinión sobre algunos contenidos del nuevo plan de estudios, que se oponen a los Estatutos Universitarios en lo referente a la investigación científica. La Sra. Decana dio a entender que este reclamo no se puede tener en cuenta porque la decisión de ignorar mi opinión obedece más bien a una diferencia de pensamiento, algo natural en el ámbito de la Universidad. Sin embargo, y por lo que interpreto de los mismo Estatutos, la educación no puede estar orientada según preferencias ideológicas excluyentes, como lo denotan los contenidos antes mencionados. Además, la prof. Kitroser expresa en su nota que mi único aporte al plan de estudios es irrelevante frente a la decisión del conjunto de los docentes, pero olvida mencionar que nunca fui invitado a participar de esas reuniones. Ante semejante situación, lo que hubiera correspondido por parte de la jefa del Departamento de Música, es respetar al que piensa diferente escuchando sus puntos de vista, y tal vez disculparse por no haberlo convocado nunca a discutir el nuevo plan de estudios.
Concluyo esta nota solicitando que se haga todo lo que sea necesario para posibilitar mi promoción al cargo de adjunto; creo que así lo justifican mi trayectoria durante estos años en la Universidad y la necesidad de la cátedra en la que me desempeño. Pero, considerando los hechos que he mencionado anteriormente es imprescindible solicitar, además, que se les exija a las autoridades responsables de formalizar este pedido que apliquen el mismo esfuerzo y dedicación que se les ha concedido a otros docentes en el mismo trámite.
Adjunto a la presente nota copia del dictamen de los concursos 1998 y 2007, la nota del titular de la cátedra solicitando mi promoción y mi currículum vitae.
Sin otro motivo, y esperando de Ustedes una actitud más coherente frente a esta situación, les saluda atentamente: Roberto Rue
Nota dirigida al Honorable Consejo Superior el 1 de octubre de 2008 y luego derivada a la Dirección de Asuntos Jurídicos el día 14 del mismo mes:De mi mayor consideración
Me dirijo a Ustedes como última posibilidad dentro de la Universidad para hallar una solución coherente al problema que enfrento en el ámbito académico.
Desde hace 15 años soy profesor asistente, por concurso y dedicación semiexclusiva, en el Departamento de Música de la Escuela de Artes dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades. En este lugar estoy siendo expuesto a situaciones de marginación y exclusión por parte de la autoridad a cargo de ese Departamento, la prof. Myriam Kitroser. Esto sucede, básicamente, por no tener título universitario, aún a pesar de mi trayectoria profesional y de la excepción contemplada en el artículo 63 de los Estatutos Universitarios.
Por no tener título universitario – y por no caer en la hipocresía de negociar con la “amistad” - se impidió deliberadamente mi progreso en el cargo docente, incluso, se llegó al extremo de impedir que estuviera presente en las mesas de examen, entre otras cosas. Esto viene ocurriendo desde hace varios años, y como es de suponer, no puedo demostrarlo en toda su dimensión. Solamente he aportado algunas pruebas, aunque es muy difícil instalarlas como tales.
El 21 de abril de 2008 presenté una nota al Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía dando cuenta de esta situación, pero esta nota se “perdió” en el camino y no llegó a su destino. Recientemente solicité copia del expediente que se inició con motivo de mi reclamo y pude comprobar que habían sido sustraídas algunas notas presentadas por la Jefa del Departamento de Música, las que constituían pruebas a mi favor.
El 6 de junio de 2008 envié una nota a la Señora Decana, Liliana Aguiar de Zapiola, explicando mi situación; luego envié otra nota al nuevo Consejo Directivo, y ya han transcurrido cuatro meses y no he obtenido una respuesta formal, menos aún he visto acciones tendientes a corregir el problema; por el contrario, el problema se va diluyendo con el tiempo y ya se lo está viendo como algo de menor importancia. Y a propósito de esto último, es importante destacar que no se trata solamente de la promoción de un cargo docente, se trata de la igualdad de posibilidades en todos los aspectos de la actividad académica.
La discriminación afecta la integridad moral de la vida universitaria, por lo que tendría que haber mayor vigilancia con respecto a las personas que actúan de esta manera, y no ser tan fácilmente habilitadas en cargos relacionados con la educación.
Adjunto a esta nota copia del expediente nº 120841842 para que Ustedes puedan tener más detalles sobre esta situación.
Sin otro particular y sin perder la fe en la Universidad a la que pertenezco, le saluda atentamente: Roberto Rue
A continuación están las dos notas que la jefa del Departamento de Música envió a la Secretaria Académica de la Facultad de Filosofía, la Lic. Gladis Ambroggio, el 20 de noviembre de 2007, y a la Decana de la misma Facultad, Mgter. Liliana Aguiar de Zapiola el 30 de junio de 2008 en respuesta a mis reclamos. Coloquialmente hablando: MANOTON DE AHOGADO.Lic. Gladis Dambroggio
De mi mayor consideración: me dirijo a Ud. a fin de responder a la nota enviada por el Sr. Roberto Rue, el día 16 de octubre del corriente año y que Ud. me hizo llegar mediante Expediente Nº 12/07739844.
La nota contiene afirmaciones que ameritan aclaraciones por parte de esta Jefatura. La exponemos a continuación:
El Sr. Roberto Rue señala: “los llamados a concurso realizados por el Departamento de Música de la Escuela de Artes…”. Como se sabe, el departamento de Música no llama a concurso pues esta es una función que le compete al HCD de la Facultad, y según corresponda, al HCS de la UNC, o sea, cuerpos colegiados (Est. UNC. Art.15 y 31).
Sigue “…pone como requisito que los aspirantes acrediten título universitario, con lo cual se está violando el artículo 63 de los estatutos de la Universidad Nacional de Córdoba, donde se expresa claramente que “se podrá prescindir del título universitario y del más alto grado en el caso de que las condiciones del área o asignatura, como así la calidad del aspirante lo justificare”. En este caso el Sr. Rue transcribió sólo la segunda parte del artículo, o sea, la que establece la excepción. Omite la primera parte del artículo que justamente establece la norma, lo recordamos: para ser profesor regular se deberá tener título máximo universitario.
Llama la atención que el Sr. Rue haga hincapié en lo que él considera una actitud discriminatoria del departamento de Música, cuando él mismo ha sido exceptuado de la norma y por eso aún sin acreditar título universitario accedió a la docencia en este Dto., primero, en calidad de interino y luego, por concurso. Así lo prueba la documentación obrante en su legajo personal.
El departamento de Música viene realizando los llamados de selección de antecedentes según su práctica habitual, la cual nunca ha sido cuestionada. Pero si usted considera que la misma debe ser modificada, le solicito tenga a bien enviar un instructivo.
Sin otro particular y quedando a su disposición la saludo atentamente: Myriam B. Kitroser.
Sra. Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades
De mi mayor consideración
Me dirijo a Ud con referencia al expediente Nº 12/08/41469 presentado por el prof. Roberto Rue referido a lo que él considera “una serie de injusticias” cometidas por esta Jefatura de departamento y que afectan directamente su persona. Dice el profesor en el primer párrafo:
“desde hace 15 años soy profesor asistente… y desde entonces percibo hechos que me colocan en un incomprensible estado de marginación y exclusión, tanto en acción como en pensamiento…”
Más adelante el profesor agrega:
“Esta actitud de exclusión, a veces motivada por parcialidad ideológica tiene consecuencias que trascienden los límites de lo personal y afectan directamente el nivel de la educación universitaria”
Con referencia a la solicitud del profesor Rue sobre su pedido de promoción al cargo de adjunto de la cátedra Introducción a la Composición I, la remito al expediente Nº 12/07/38828 caratulado como informe sobre elevación pedido mejora, asentado en el registro de ingresos de la Escuela de Artes entre las fechas 22/06/07 y 25/06/07 y girado a la Secretaría de Asuntos Académicos el día 13/07/07. en el mismo se encuentra la nota enviada como respuesta tanto al profesor Rue como al profesor Eleazar Garzón, titular de dicha cátedra, firmada por el señor director de la Escuela de Artes con motivo de encontrarme con licencia por razones de salud. La nota refleja lo tratado sobre la presentación del profesor Rue en el Consejo de la Escuela de Artes. Adjunto a la presente el acta sumaria correspondiente a dicha sesión.
Asimismo, y con referencia a la acreditación de título universitario en los llamados a concurso, adjunto la respuesta que la Jefatura del departamento de Música elevó a la Secretaría Académica mediante nota fechada el 20 de noviembre de 2007 a raíz del reclamo presentado por el mismo profesor.
El profesor Rue también sostiene que se intenta restringir su actuación como docente porque en diversas ocasiones no integró los tribunales de las mesas de examen. De acuerdo a la reglamentación vigente hasta el 30 de noviembre del año 2007, la toma de exámenes no es parte de las obligaciones de los profesores asistentes, por lo tanto, en la medida de lo posible, no se los llama para cumplir con estas funciones, salvo excepciones cuando los especialistas del área con cargo de titular o adjunto no son suficientes.
No obstante, para atender el pedido personal del profesor Rue y a pesar de que en el área de composición hay profesores titulares y adjuntos para cubrir las mesas, esta Jefatura lo incluye en el tribunal de los exámenes de las materias Introducción a la Composición I y II. Como constancia de su participación en las mesas de exámenes, adjunto algunos calendarios de exámenes, elegido al azar entre los años 2005 y 2008.
Finalmente, el prof. Rue me adjudica haberlo excluido de participar del cambio de plan de estudios por parcialidad ideológica. Semejante acusación es sostenida con el único aporte personal que el profesor realizó durante todo el proceso. Para responder corresponde aclarar primero la metodología de trabajo adoptada, para llevar adelante el cambio curricular. El proceso de cambio del plan de estudios estuvo a cargo de una coordinación general y de encargados por departamento. En su última etapa y durante todo el 2004 y 2005 se realizaron reuniones periódicas por área, a las cuales fueron citados todos los profesores de las asignaturas relacionadas. Allí no sólo se debatieron las articulaciones horizontales y verticales de los nuevos espacios curriculares sino que también se discutieron y elaboraron los contenidos mínimos de los mismos. De igual modo, se estudiaron con detenimiento en reuniones del Consejo Asesor del Departamento durante la etapa de redacción final. En particular, en el área de Composición, la elaboración de los documentos se llevó adelante cooperativamente entre todos los profesores pertenecientes a la misma.
Algunas de las asignaturas previstas para el nuevo plan, como Introducción a la Investigación en Artes, se debatieron no sólo en el área de Composición sino también en la de Educación Musical, por ser materias comunes a todas las licenciaturas. La propuesta sobre Introducción a la Investigación en las Artes, presentada por la Dra. Mónica Gudemos, ya había sido incluida en la Licenciatura en Educación Musical, elevada en octubre del 2006, antes de que el profesor Rue hiciese sus observaciones. A pesar de ello se trataron nuevamente en Consejo sus sugerencias, siendo objeto de críticas por parte del mismo, fundamentalmente referidas a la cantidad y profundidad de contenidos para una asignatura cuatrimestral.
En ningún momento la jefatura del Departamento tomó decisiones personales sobre éstos ni otros temas. Todo el proceso de cambio de plan de estudios fue discutido y consensuado por los profesores y/o por sus representantes docentes en el Consejo Asesor, con la presencia de los estudiantes y bajo la coordinación designada a tales efectos. Pongo como testigo de mis afirmaciones a la planta docente del Departamento de Música que participó activamente en este proceso y que no dudo prestará su colaboración en caso que se les solicite.
Tras lo expuesto, quedo a su disposición para cualquier consulta que considere necesaria. La saludo muy atentamente: Myriam B. Kitroser.
La nota que sigue es la respuesta de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la U.N.C. a la presentada por mí al Honorable Consejo Superior el 1 de octubre de 2008. Se trata de un simple recuento de lo denunciado, sin atender a la gravedad de los hechos en sí mismos, por lo que la nota termina con un resumen que evita enfrentar el problema en su conjunto.Según Poncio Pilatos, ésta es la manera más segura de resolver los problemas que te ponen al borde del abismo:Aquí va un ejemplo:CUDAP 0015880/2008 – EXPTE. 12-08-41842 – DICTAMEN Nº 412268
REF.: Rue Roberto reitera pedido de mejora de dedicación Facultad de Filosofía y Humanidades.
Señor Abogado Director: En estas actuaciones, el Prof. Roberto Rue de la escuela de Artes, de la Facultad de Filosofía y Humanidades presenta una nota a la Rectora de la Universidad en la que manifiesta haber sido puesto en situación de marginación y exclusión en el ámbito de la Facultad.
Sostiene que esta situación, es consecuencia de las actitudes de la Directora del Departamento, básicamente por no contar con el título universitario, pese a su larga trayectoria docente en esta casa (es profesor asistente DSE por concurso), impidiéndosele por ejemplo constituir mesas de examen.
Hace mención a notas presentadas que se han perdido en la Facultad.
En nota de fecha 4 de agosto de 2008, dirigida al H. Consejo Directivo de la facultad, el Prof. Rue hace una serie de manifestaciones relacionadas con su situación y los pedidos que ha presentado para que se le posibilite el acceso a un cargo de Profesor Adjunto.
Dice que las respuestas obtenidas, que no hay puntos docentes para satisfacer su pedido no se compadece con los llamados a concurso que hizo el Departamento.
También dice que se le ha informado que al carecer de título universitario, no puede participar en los llamados a concurso y que se aclaró que la exigencia de título es para los concursos de títulos y antecedentes y no así para los concursos.
Dice que la directora del Departamento le ha manifestado que la excepción del título universitario es para los profesores regulares.
Sigue describiendo distintas situaciones en las que considera que ha sido discriminado (ver foja ½) y concluye solicitando la posibilidad de acceder a un cargo de Profesor Adjunto.
Se agregan notas de la prof. Myriam Kitroser explicando la situación del prof. Rue a las que me remito en razón de economía procesal 10/14.
Al respecto deben precisarse algunas consideraciones a fin de esclarecer aspectos de los reclamos del prof. Rue.
En primer término debe decirse que la ley de Educación Superior en el artículo 36 establece que los docentes de todas las categorías deberán poseer título universitario requisito que sólo se podrá obviar con carácter estrictamente excepcional cuando se acrediten méritos sobresalientes.
En igual sentido el Estatuto Universitario, en su artículo 63 sostiene que para ser Profesor Regular se deberá tener título máximo universitario. Podrá prescindirse del título universitario y del más alto grado en el caso de que las condiciones de área o asignatura, como así la calidad del aspirante, lo justificaren y con aprobación del H. Consejo Directivo de la respectiva Facultad o el Consejo Superior en los casos que corresponda.
Como puede advertirse, si bien la regla general es el acceso a los cargos de profesor con título máximo, la excepción está contemplada y son – en los casos de concurso – los integrantes del Jurado quienes tienen la atribución de proponer al candidato que no posea título universitario, justificando debidamente tal recomendación como de hecho sucede en la Universidad en algunas oportunidades.
La carencia del título universitario no es impedimento para que se inscriba y se someta a un procedimiento de selección cualquier aspirante, serán quienes tienen la obligación de evaluar los que opinarán sobre la relevancia de los antecedentes y el desempeño en las pruebas de oposición del candidato, si las hubiera.
Desde otro costado, son las autoridades universitarias las que fijan las prioridades para la cobertura de los cargos docentes, y el modo en el que se designará al personal (art. 29 inciso h, ley nº 24521) y quienes a través de los órganos colegiados, reglamentan las funciones que deben asumir los docentes en las diferentes categorías y dedicaciones.
Esto implica entre otras cosas, que el docente no puede ser apartado de sus funciones específicas, sin la debida fundamentación, apoyada en la normativa vigente, bajo apercibimiento de incurrir en arbitrariedad manifiesta.
Ello, teniendo en cuenta el precepto que recoge el art 57 del Estatuto Universitario, en el sentido que para el acceso y permanencia en la docencia universitaria no se harán discriminaciones religiosas, políticas, raciales o ideológicas. La Universidad garantiza en su ámbito el derecho de pensamiento y de opinión para sus miembros, quienes tendrán amplia libertad para la exposición de sus ideas.
En resumen, son las autoridades de la facultad de filosofía y Humanidades las que tienen el deber y derecho de fijar la prioridad para la cobertura de cargos, más allá del derecho que asiste a los docentes de solicitar llamados a concursos y/o selecciones internas y de desempeñar las tareas que según su categoría y dedicación corresponda.
Así opino, Adriana Cicarell, abogada asesora.
El último párrafo es un verdadero ejemplo de cómo la Universidad encubre sus propios vicios de poder: se vuelve a esquivar el fondo real del problema, que es la DISCRIMINACION, no la búsqueda de una mejora en la dedicación. Aunque esta última es absolutamente legítima y necesaria, es apenas una parte de la serie de privaciones originadas en esa actitud general de DISCRIMINACION. Las recordamos: llamado a concurso exigiendo tener título universitario cuando son los miembros del jurado los únicos que tienen la atribución de evaluar los méritos del candidato; obstaculizar la tarea docente no permitiendo integrar las mesas de examen; evitar la participación en las reuniones docentes; marginar por razones ideológicas las opiniones relativas a la investigación científica; negar la posibilidad de mejorar la dedicación docente argumentando, falsamente, que no había puntos disponibles. Hay pruebas para cada uno de estos hechos mencionados, pero no hay pruebas para la mayoría de los hechos injustos que se detectan desde la convivencia, y que es notoriamente visible para TODOS los docentes del Departamento.
La Universidad que da vergüenza porque le conviene quedarse mirando el árbol para no ver el bosque.